Desde los griegos se conoce que la música amansa a las fieras. Orfeo seguramente tenía razón, pero intentaremos que sea todo lo contrario: que la música te acompañe y estimule mientras realizas tus ejercicios. No se trata de gustos musicales ni de influencias por la década que te ha marcado, tampoco de los movimientos musicales de la historia, en este artículo vamos a hablar de cómo la música y el ritmo son, muchas veces, una necesidad en el ejercicio.

Pocos entenderíamos estar corriendo en la cinta para mejorar nuestro sistema cardiovascular y no hacerlo escuchando música, o disfrutar de Zumba Strong en silencio. La música nos influye enormemente en nuestro estado emocional y por ello debemos adecuarla a nuestro ejercicio. ¿Te imaginas en una clase de spinning a ritmo de Beethoven? 🎶

QUÉ DICEN LOS ESTUDIOS

Estudios psicológicos demuestran que el ejercicio y la música son una combinación perfecta para lograr ser más efectivos en el deporte. El ritmo de la música que escuchamos mientras hacemos ejercicios debe ir en sintonía a la intensidad del ejercicio, por eso nuestra lista de reproducción debemos acompasarla. Si en un principio realizamos estiramientos nos vendrá bien canciones melódicas e iremos in crescendo, progresando el ritmo tanto del ejercicio como de las canciones. Recuerda que no sólo es importante el ritmo de las canciones, debemos tener en cuenta lo que evocan esas canciones y las emociones que nos aportan. En un reciente estudio sobre estudiantes universitarios estadounidenses los géneros más populares de música para hacer ejercicio son el hip-hop (27,7%), el rock (24%) y el pop (20,3%).

LOS ‘BEATS’ POR MINUTO 

Existen investigaciones que inciden en que la mayoría de las personas tenemos una preferencia innata por los ritmos a una frecuencia de dos hercios, eso equivale a una latencia de 120 latidos por minuto. Un análisis de más de 74.000 canciones populares producidas entre 1960 y 1990 encontró que 120bpm era el pulso más frecuente. Por otro lado, el mismo estudio reveló que los deportistas prefieren ritmo que se acerquen a los 160 latidos por minuto. Por contraposición, las canciones que van a un ritmo superior a 145 latidos por minuto no estimulan cuando necesitas hacer ejercicios de alta intensidad.

MÁS RÁPIDO, MÁS ESTIMULANTE

Más allá del tempo de las canciones no podemos olvidar que la respuesta al ritmo es diferente en cada persona, ya que la mayoría de las personas tendemos a sincronizar los movimientos con el ritmo de la canción. Este movimiento dependerá de la persona pero se puede afirmar que las canciones con un fuerte ritmo y rápidas son generalmente más estimulantes.

Ahora el trabajo es de cada uno, selecciona bien esas canciones para tu próxima sesión de ejercicios y ponle ritmo al deporte.

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