En cualquier tipo de actividad física no han de faltar dos partes básicas tanto para llevar a cabo el ejercicio correctamente como para no sufrir lesiones a posteriori: el calentamiento y el estiramiento. Por falta de tiempo, vagueza o por desconocimiento de lo vitales que son, muchos se saltan estos fragmentos que, en el caso del calentamiento activa y prepara el cuerpo para el ejercicio, y en el del estiramiento determina los músculos que han sido puestos a mayor esfuerzo.

En esta ocasión, nos centraremos en el estiramiento desmintiendo algunos conceptos mal aprendidos y destacaremos varios estiramientos imprescindibles en nuestra rutina de deporte.

El estiramiento aumenta la flexibilidad de los músculos y contribuye a que las articulaciones no sufran presión por un trabajo excesivo de carga o fuerza. La idea de que no se ha de estirar tras trabajar ciertos ámbitos del deporte como es el cardio es errónea, independientemente de la actividad se han de estirar los músculos que han sido ejercitados y conseguir una buena recuperación.

Hemos de tener en cuenta que hay dos tipos de estiramientos: estáticos y dinámicos. Los primeros tratan de estirar el músculo hasta el límite de la comodidad y mantenerlo en dicha posición en reposo durante 30 segundos; y los dinámicos consisten en estirar con pequeños vaivenes sin sobrepasar el límite de comodidad establecido en los estáticos. Dentro de los dinámicos existen los estiramientos de tipo balístico, es decir, estiramientos con rebote y muchos creen que son necesarios para relajar los músculos tras el esfuerzo, cuando en realidad éstos solo nos ayudan a trabajar la flexibilidad y, si no se realizan con mucha precaución, pueden extralimitar los límites de comodidad produciendo lesiones. Además, en el estiramiento los músculos no han de doler, solo sentir una tensión soportable.

El estiramiento tiene que suceder al entrenamiento como normal general pero no es así cuando la actividad ha sido extenuante y los músculos están fatigados, es mejor esperar un tiempo prudencial de vuelta a la calma y estirar saliendo de la posibilidad de causar lesiones.

Cada estiramiento está enfocado a relajar los grupos de músculos que hemos trabajado, aún así, hay ciertos movimientos esenciales que podemos incluir en cualquier rutina de deporte. Desde la extensión de gemelos en el que dejamos caer todo el peso sobre los talones subiendo la parte frontal del pie hacia arriba; estiramiento de los músculos isquiotibiales, es decir, los músculos del muslo que van desde la pelvis hasta la tibia, apoyando el pie contra una pared y tirar ligeramente los dedos hacia el cuerpo creando tensión; estiramiento de la espalda sentándonos sobre las rodillas y llevando manos y cabeza hasta el suelo; estiramientos de dorsal, dejamos caer la cadera hacia un lado y dibujamos un arco hacia el otro con manos, cabeza y piernas; o, por último, estiramiento de hombro y tríceps, el primero con una extensión del brazo hacia el lado contrario pasando por encima del pecho y el segundo elevando el codo en paralelo a nuestra cabeza y haciendo que la mano toque el omoplato.

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